En la dinámica de garantizar un mejor futuro para las
siguientes generaciones, inmediatamente se debe pensar en lograr un mejor
presente. Los retos que enfrentantamos actualmente exigen la participación de
los pobladores, organizaciones sociales e industriales, empresarios,
instituciones académicas y el sector público, como asi también las
administraciones municipales, para profundizar en el conocimiento de la
problemática ambiental global.
El Gobierno y por ende su herrameinta de trabajo, el Estado,
no puede quedarse atrás frente a estas transformaciones, anclado a una
arquitectura organizacional del siglo pasado. Un Estado que parece crecer en
forma inorgánica, creando organismos públicos en función de problemáticas
emergentes o de la identificación de nuevos actores que demandan su accionar.
Un Estado que continúa estructurado verticalmente por sectores con deficientes
mecanismos de coordinación para asegurar una adecuada producción y entrega de
servicios a la ciudadanía. Un Estado que mantiene aún mucho por hacer en
materia de descentralización. Finalmente, la institucionalidad pública está
lejos de contar con los mecanismos más adecuados para estimular la
competitividad que el país por otra parte trata de impulsar.
No cabe duda que es necesario avanzar en mejorar la
institucionalidad, consolidar la descentralización y perfeccionar la gestión de
las personas en el Estado. Este cambio es, por sobre todo, un cambio de
paradigma centrado en los ciudadanos. Ha llegado el momento de colocar las
necesidades de los usuarios en el centro de la tarea modernizadora para
construir un Estado cercano, abierto y eficiente.
Las tecnologías de la web 2.0, las redes sociales y los
dispositivos móviles (entre otros) permiten una interacción y colaboración cada
vez mayor y más rápida, fortaleciendo las oportunidades de ciudadanos cada vez
más exigentes en el ejercicio de sus derechos de participar y acceder a
información y servicios de calidad.
El impulso de iniciativas del gobierno hoy, se caracteriza
por un enfoque de servicios centrado en los ciudadanos, el desarrollo de
iniciativas de gobierno abierto que profundicen la participación y la
transparencia, y el fortalecimiento de la gestión de los recursos tecnológicos
para incrementar la eficiencia en la entrega de servicios y en los procesos
internos del Estado.
Las amenazas, vulnerabilidades y la ocurrencia de desastres
están indisolublemente ligadas al territorio y a los procesos de desarrollo.
Los desastres ponen en peligro el desarrollo, y a su vez, las decisiones en
materia de desarrollo pueden generar nuevos riesgos de desastre, razón por la
cual, la mitigación de las causas de los desastres es una herramienta básica
para la prevención de los mismos.
Recordemos que al hablar de territorio no nos referimos
exclusivamente al espacio físico en donde tiene lugar nuestra existencia, sino
al resultado de las múltiples interacciones tangibles e intangibles, materiales
y simbólicas, de tipo natural y socio-cultural, que se llevan adelante en ese
espacio físico, y de las cuales nosotros, los seres humanos, componentes de una
sociedad, somos protagonistas, si, fundamentalmente logramos entender el
entorno inmediato y poder dar a conocer nuestras opinones, e intercambiar
información sobre el tema generará alternativas de solución, o por lo menos
motivará a ello.
Facilitar la elaboración y transferencia de instrumentos
para la promoción de una adecuada cultura ambiental y de gestión
integral del riesgo, generando conocimiento y
responsabilidad para tomar decisiones, que de actuar de forma eficiente en caso
de presentarse una situación de riesgo, aliviará la tensión social.
La información sobre los cambios climáticos globales, la
pérdida de la biodiversidad, la contaminación de los recursos agua, suelo y
aire, además de las metas e indicadores ambientales, permite sensibilizar
frente a la problemática a nivel mundial, nacional y regional, sobre temas que
han sido estudiados en grandes cumbres mundiales, conferencias internacionales
y eventos que han permitido lograr mayor claridad sobre el deterioro de la
tierra y sobre las medidas indispensables a nivel mundial para salvarla de su
constante y rápido deterioro, exponiendonos a todos a Riesgos impensados hace
una decada.
Precisamente la práctica centrada en el ciudadano constituye
el principio orientador de los países líderes en gobierno electrónico según
organismos internacionales como las Naciones Unidas. Para dar cumplimiento a
esta promesa es central contar con servicios de gobierno electrónico integrados
y eficientes: lo que se necesita no es más ni menos, un mejor gobierno
electrónico. Servicios disponibles en forma centralizada, integrados a través
del gobierno, usables, accesibles y confiables, focalizados en la generación de
impactos positivos y medibles, que promuevan la participación
incorporando la retroalimentación de los usuarios, y que se
comuniquen a los usuarios de manera consistente y lógica.
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